opiniÓn

Jorge Álvarez.- Nacido en Oviedo en 1960. Licenciado en Derecho y Experto en Comunicación Audiovisual. En la actualidad es Secretario Nacional de Acción Política y Comunicación del Frente Nacional.

“Y LA PALIN COGIÓ SU FUSIL”


La Rusia comunista, como se solía llamar con bastante sentido común a esa entelequia denominada Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, invadió Hungría en 1956, Checoslovaquia en 1968 y Afganistán en 1979. Los Estados Unidos de América no amenazaron a la URSS con ir a la guerra para defender la independencia de estas naciones agredidas por el comunismo.
Hace unos pocos días, la señora Sarah Palin, aspirante por el Partido Republicano a la vicepresidencia de los Estados Unidos de América, ha declarado en su primera entrevista como candidata que su país debería declarar la guerra a Rusia si ésta volviese a entrar en Georgia. Añadió con aire de firmeza:


"Tenemos que vigilar a Rusia. Es inaceptable que Rusia haya ejercido tal presión en términos de invadir un país democrático, más pequeño, sin provocación."


¿Qué se puede deducir de estas declaraciones? Vayamos por partes:


1. La Rusia comunista sí podía intervenir en sus áreas de influencia mientras los Estados Unidos de América miraban hacia otro lado. A fin de cuentas, para eso habían firmado en Yalta los acuerdos de reparto de esferas de influencia con ese gran estadista que fue Stalin.
2. La Rusia actual, en cambio, según la señora Palin, debería ser atacada por los Estados Unidos de América por hacer lo mismo que hacía la Rusia comunista hace bien poco, y ante la indiferencia de tres diferentes presidentes americanos (Eisenhower, Johnson, Carter).
3. Para la señora Palin es inaceptable la invasión de Rusia de una parte de Georgia porque, según sus propias declaraciones:


- Georgia es un país democrático.
- Georgia es un país más pequeño que Rusia.
- Georgia no provocó a Rusia.


La doctrina de relaciones internacionales que implícitamente predica esta lumbrera de Alaska en cuestión, sería difícil de articular coherentemente, pues, de la misma, podríamos deducir que:


- Es lícito que un país democrático invada un país no democrático. ¿Qué organismo internacionalmente reconocido expide certificados de “democraticidad”?
- Es lícito que un país pequeño invada a uno más grande. ¿Y qué ocurriría si un país pequeño no democrático invade a un país más grande democrático?
- Es lícito invadir a otro país si media provocación. ¿Qué ocurriría si un país grande y democrático provoca a uno más pequeño no democrático? ¿Sería lícito que lo invadiese porque es democrático o sería ilícito porque es más grande?


Lo que la lunática esta quiere decir realmente es lo siguiente:

Los Estados Unidos de América son grandes, pero, como según ella son democráticos y nunca provocan, sí pueden invadir a otros países.


En 1846 le arrebataron a la República de México el treinta por ciento de su territorio… la provocación se la inventaron.
En 1898 con la provocación también inventada del “Maine” atacaron a España en Cuba, Puerto Rico y Filipinas. España era una democracia y era más pequeña, por cierto.
Y a partir de ahí invadieron sucesiva y reiteradamente la República Dominicana, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Panamá, Granada, Líbano, Irak, Afganistán…


Fueron los muy democráticos Estados Unidos los que acuñaron, para referirse a las desgraciadas naciones al Sur de Río Grande, la muy despectiva y racista expresión de “son nuestro patio trasero”. La doctrina Monroe explicitaba esta frase con otra parecida, “América para los americanos”, y que las sucesivas administraciones yanquis han interpretado como “América para los norteamericanos”. Con esta doctrina las empresas multinacionales estadounidenses llevan casi doscientos años expoliando la riqueza de Iberoamérica bajo la atenta vigilancia del Pentágono y de la CIA.


Da miedo pensar que esta loca furiosa pudiese alcanzar la vicepresidencia. Este cargo en los Estados Unidos sólo tiene importancia en dos momentos, el de las elecciones, pues se vota el “ticket” presidente+vicepresidente, y el de la destitución o fallecimiento del presidente. En este caso, asume automáticamente la presidencia el vicepresidente. Teniendo en cuenta que McCain, a sus 72 años es el candidato a la presidencia más viejo de la historia, las posibilidades de que la señora Palin se convirtiese en la primera mujer en llegar a la Casa Blanca aumentan. Y a mí, después de oírla, francamente, tal posibilidad me quita el sueño.


Lo mejor que podría hacer por la humanidad la psicópata de la señora Palin es regresar a Alaska a matar alces. Por cierto, ¿sería lícito para ella matar a estos rumiantes? Los alces, en efecto, son más grandes que la señora Palin, no sabemos si son más democráticos, pero de lo que podemos estar bien seguros es de que nunca la han provocado.

Autor: Jorge Álvarez