notas de prensa

Madrid, 13 de junio de 2008 |La situación de la huelga de transportistas se hace insostenible y justa al mismo tiempo. Todo se resume en un solo problema: Gasóleo.
La exigencia de la reducción del precio del combustible no sólo es justa, sino indispensable para la supervivencia de los transportistas, pero también de los pescadores, ganaderos y agricultores que precisan del transporte para desarrollar sus actividades y son los principales perjudicados en estos momentos.
Si la huelga sólo se limitara a afectar a los gremios mencionados no causaría mayor problema para el gobierno socialista que desde siempre ha despreciado a los autónomos, especialmente a ganaderos y agricultores. En esta ocasión la situación es muy diferente puesto que la huelga afecta a casi toda la sociedad. Los hospitales se ven afectados por la falta de material médico, los comedores de centros de enseñanza también se ven afectados, la industria más de lo mismo pero con la diferencia de que las fábricas compensarán las pérdidas económicas debidas a la huelga, con el despido masivo de trabajadores.
Los ganaderos y agricultores están acumulando unas pérdidas sin precedentes, puesto que sus productos son perecederos y no cabe la posibilidad de un almacenaje prolongado.
Los ganaderos productores de leche están sufriendo un perjuicio enorme puesto que no sólo no pueden distribuir la leche por falta de transporte, sino que además las vacas deben ser ordeñadas diariamente y la leche no puede ser almacenada en los contenedores durante más de una semana, por lo que se hace necesario deshacerse del producto Y para mayor gravedad, el vertido de leche constituye un delito medioambiental con su correspondiente sanción.
Lo mismo ocurre con las frutas y hortalizas. La falta de transporte impide que las fruta y verduras lleguen a sus puntos de venta, por lo que la mercancía acaba pudriéndose en los almacenes.
Con la pesca más de lo mismo. Si los pesqueros abandonan la huelga y salen a faenar, no dispondrán de transporte para distribuir la mercancía desde el puerto a los mercados, por lo que sus pérdidas habrán sido dobles, no sólo por el desperdicio de gasóleo que tanto les cuesta, sino también porque perderán la mercancía en tierra.
La huelga no sólo afecta a los bolsillos de los transportistas, ganaderos, agricultores y pesqueros, sino que también afecta a toda la sociedad por la contaminación medioambiental que suponen los vertidos de productos agrarios y ganaderos.
Por todo ello, el Frente Nacional exige al gobierno en la mayor brevedad posible, que subvencione a los sectores más perjudicados por el abusivo aumento del precio del gasóleo, marcando el precio máximo exigido por los convocantes de la huelga y haciendo extensibles las subvenciones para pescadores, ganaderos, agricultores.
De no ser así, el Frente Nacional anima a los transportistas a continuar con la huelga indefinidamente.
Paralelamente, el Frente Nacional alienta a los agricultores y ganaderos a transportar por sus propios medios toda la mercancía que les sea posible y verterla frente al Congreso de los Diputados a modo de reivindicación.